jueves, 31 de octubre de 2019

Pierre Bourdieu y la teoría de los campos

El segundo crítico asociado a la sociología de la literatura que estudiamos para este curso es Pierre Bourdieu, con su teoría de los campos. Se entienden los campos como conjunto de relaciones de fuerza entre distintos agentes e instituciones en pugna por el dominio de un campo y los beneficios que ello implica. El campo se conforma de capital (cultural, económico, político) y habitus (prácticas sociales, sistema de valores, relaciones y jerarquías al interior del campo).
Pierre Bourdieu
Imagen tomada del círculo de Bellas artes de Madrid:


Bourdieu propone un análisis de la literatura que incluya la explicación de las condiciones de posibilidad e imposibilidad de la creación de un texto literario. Estas condiciones implican un estudio de la literatura y del surgimiento del campo literario en relación con otros campos que interactúan con lo literario. Su modelo es afín a la semiótica en la medida en que visibiliza el funcionamiento del campo como sistema.
Bourdieu se centra en el estudio de La educación sentimental, de Flaubert, en el marco de un proceso de reconfiguración de los campos. Si en la primera mitad del siglo XIX la literatura francesa estaba estructuralmente subordinada al campo de la política (con la necesidad de satisfacer los gustos de la burguesía o de hacer la corte a aristócratas), a mediados del siglo, los escritores comienzan a manifestar una clara inconformidad con esta situación, e impulsan la independización de la literatura y el desarrollo de un campo propio. Esto implicó cambios sustanciales en las prácticas escriturarias:
     *En los fines, el arte por el arte, que implicaron nuevos modos de escribir bajo la conciencia del la  lengua como materia prima que había que modelar.
     *En un nuevo sistema de inclusiones y exclusiones dentro del campo.
     *En la redistribución de las jerarquías de escritores.
     *En el surgimiento de un nuevo público lector y de una nueva rama editorial.
Bourdieu primero describe las características de la escritura de Flaubert (pulimiento en el manejo del lenguaje, ilusión de objetividad por parte del narrador, etc.), en La educación sentimental, para luego explicar que esas características no son sino resultado de ese proceso de redistribución de lo literario en el sistema de campos político y económico hasta desembocar en el surgimiento del nuevo campo.
Quizás el aspecto más interesante de la propuesta es que Bourdieu nos hace conscientes de que la literatura está ligada a unas condiciones materiales, políticas, económicas y sociales, y ellas explican cambios no sólo en el contenido sino también en la forma.

Para saber más sobre la teoría de los campos, y en especial las dimensiones del capital y el habitus que involucra cada campo, se puede consultar el siguiente enlace: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25032012000400003

El círculo de Bajtín

Las teorías del círculo de Bajtín parten del principio de que la literatura es un producto ideológico, que se debe estudiar dentro de la ciencia de las ideologías. Es importante aclarar que para Bajtín la literatura no refleja la realidad directamente sino que imagen del mundo pasa por un doble proceso de refracción, la que es propia del medio ideológico, y la que lleva a cabo la propia literatura a partir del medio ideológico. Si bien reconoce que en la literatura existen elementos de reflejo, éstos ocupan un papel marginal dentro de la estructura de la obra, o se visibilizan sólo de manera indirecta. Así, Bajtín se apropia de las ideas formalistas de la literatura como sistema que responde a sus propias reglas, pero no deja de hacer énfasis en el carácter ideológico del fenómeno literario. 

Quizás una de las más importantes aportaciones del crículo de Bajtín a la crítica literaria consiste en abrir los estudios literarios hacia ámbitos que están más allá del sistema cerrado de la lengua y las estructuras que estudiaban los formalistas y estructuralistas; estos últimos, si bien son necesarios, resultan insuficientes para nuestro teórico. En el texto que revisamos en esta semana se hace particularmente evidente la forma en que la aproximación de Bajtín enriquece y vuelve mucho más compleja la comprensión del texto.
            Al identificar al texto literario con un tipo de enunciado, entendido este último como la unidad mínima del discurso, lo relaciona con una situación comunicativa que involucra un emisor y un receptor que se hacen visibles, dejan sus marcas, al interior de cada enunciado: alguien dice algo para producir un efecto en alguien, hay una intención visible y, en la medida en que se espera producir una reacción, el estilo del discurso contempla (incluye) al destinatario.
            Además, la concepción dialógica del discurso, que implica también el encadenamiento de enunciados singulares, permite relacionar el texto literario no sólo con el autor y el lector sino también con el acervo cultural, social y literario que constituye el punto de partida y al que responde la escritura.
Asimismo, el énfasis de Bajtín en el género pone de manifiesto un principio estructurante que poco había considerado la crítica del siglo XX y cuya importancia, sin embargo, ya había visibilizado Aristóteles cuando aseguraba que a la tragedia correspondían cierto tipo de personajes, de acciones y de temas, mientras que en la comedia se presentaban otros elementos temáticos y composicionales. Es el género el que pone de manifiesto con mayor claridad que la forma y el fondo se constituyen en unidad indisoluble, que ciertos elementos estructurales corresponden a cierto tipo de temas.
Bajtín distingue entre dos tipos de géneros:
a)      Primarios: Frecuentemente estandarizados, convencionales, permiten pocas variaciones en su interior (cartas, recetas de cocina, saludos, invitaciones).
b)      Secundarios: elaborados y complejos, de composición más flexible (textos literarios, filosóficos, científicos, etcétera).
La novela, en particular, le resulta un objeto de estudio atractivo porque puede incluir o refuncionalizar, dentro de sí misma, distintos géneros primarios, e incluso puede incluir alguno secundario. En ella el dialogismo se manifiesta en su máxima expresión, en su mayor riqueza.



Otro de concepto que resulta innovador en la obra de Bajtín es el del cronotopo, entendido como una unidad indisoluble entre el tiempo y el espacio que también está ligada a una imagen particular del hombre, de su ser y de su hacer. Bajtín, en consonancia con los estructuralistas, habla del tiempo novelesco no como un tiempo real, medido por horas y minutos, sino como un efecto estético que está ligado al espacio en el que el hombre actúa. En este sentido, como en cada novela se representan de manera distinta las acciones de los hombres (tanto en su sentido como en su forma), en cada género se van a visibilizar cierto tipo de cronotopos, y éstos van a sufrir transformaciones de significado a lo largo del tiempo. Todo esto no significa que la literatura, el espacio y el tiempo no estén ligados al mundo y la percepción del mismo, al contrario, el surgimiento y evolución de los cronotopos se explica en función de los cambios en la conciencia de una cultura e torno a sí misma.


Novela de aventuras costumbrista y sus cronotopos






En la crítica literaria posterior también trascendieron otros conceptos de Bajtín, la carnavalización y la polifonía, cuyas características se pueden estudiar, respectivamente, en obras como La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento y Problemas de la poética de Dostoievski.

lunes, 7 de octubre de 2019

Roland, Barthes, Gérard Genette y el estructuralismo

La crítica estructuralista se caracteriza por procurar trasladar métodos y modelos propios de la lingüística a los estudios literarios. Así como la lingüística de Saussure se preocupa sobre todo por el conocimiento de las características del sistema que regula las manifestaciones individuales propias del habla, más que por el habla misma, la crítica estructuralista se esforzó por comprender el funcionamiento del sistema literario. De la lingüística retoman la tendencia de análisis basada en modelos binarios, los modelos gramaticales para el estudio de la frase, así como los conceptos de paradigma y sintagma, que ayudan a explicar las relaciones que existen entre los distintos niveles de la estructura de la obra.
Roland Barthes, sigue esta tendencia, y en buena parte de sus obras, como ocurre en Crítica y verdad, encontramos una defensa de la metodología literaria basada en la lingüística. En este sentido, considera a la literatura como un sistema de signos que construyen sentidos lógicos relacionados entre sí.
En "Introducción al análisis estructural del relato", Barthes retoma las aportaciones de Tzvetan Todorov, Claude Bremond y A. J. Greimas para sistematizar un modelo de análisis estructural del relato. Parte una división propiamente lingüística de los niveles de lengua —entendidos como elementos interconectados e interdependientes, integrados uno dentro de otro—, y la traslada a la literatura. En este marco, el texto narrativo se define como una gran frase cuyo núcleo es el verbo y que se puede caracterizar según su aspecto, tiempo y modo. Adicionalmente, se advierte que el texto se puede dividir en dos niveles fundamentales: historia y discurso.
Reconoce tres niveles distintos en los textos literarios de carácter narrativo:

*Narración: se encarga de la caracterización de los personajes y las acciones en el nivel del discurso. Asimismo construye las relaciones temporales al interior del relato, las cuales no corresponden a la cronología sino a una lógica de la acción, de sucesos que se distienden a lo largo de la historia pero al mismo tiempo mantienen relaciones de correspondencia e identidad, que son las que dan unidad al relato. En este nivel se pueden incluir las aportaciones de Gérard Genette, quien, en Figuras III, propone distintas tipologías o figuras en lo que respecta a las dimensiones del:
               Tiempo: Orden (isocronías y anacronías) Duración (descripción, escena, resumen, elipsis),
                            Frecuencia (relación entre: numero de ocurrencias / numero de ocasiones en que se
                            narra algo)
               Modo: Focalización (cero, interna, externa).
               Voz: heterodiegética / homodiegética

*Acción: Es el nivel de las acciones y los personajes, definidos estos últimos a partir de las acciones que realizan y las relaciones binarias que se establecen entre ellos según tres tipos de acciones (desear, comunicar, luchar), y no de características psicológicas.

*Funciones: Unidades mínimas y significantes en las que se divide la narración. 
            -Unas pertenecen al eje sintagmático o distribucional, y caracterizan el hacer a lo largo del relato; son las cardinales o núcelos de acción, y las catálisis, que tienen una función de unión cronológica entre dos núcleos. 
            -Otras pertenecen al eje paradigmático o integrador, y caracterizan el ser de las acciones y de los personajes. Dentro de éstas, los indicios aportan información que sugiere algo sobre el carácter de los personajes o de las acciones que ocurrirán posteriormente, mientras que los informantes incluyen información completamente explícita.


Si bien en una buena parte de su obra, Barthes se resistió a ligar a la obra con elementos externos, debido a que tendía a una postura antireferencial que consideraba a la obra como un elemento autosuficiente cuyo análisis no requería otros elementos que no fueran internos, poco a poco se fue acercando a la semiótica de Peirce y Yuri Lotman y llegó a vincular a la literatura con otros sistemas semióticos.
El de Roland Barthes es un pensamiento polémico difícil de interpretar debido a que fue cambiando a lo largo de su vida, y porque en su obra se traslucen, a veces sólo de manera parcial, los debates que entabla con teóricos y críticos de la literatura. Por eso, cuando se habla de declaraciones tan contundentes como la "muerte del autor", es necesario entender el contexto en que Barthes realiza semejantes afirmaciones. Preguntarnos con quién discute y por qué dice lo que dice, qué dijo previamente y posteriormente sobre el mismo tema, ayuda a matizar y poner en perspectiva, ayuda a entender mejor.
Por su parte, Genette tendió a un enfoque diacrónico que estudia las transformaciones del sistema literario a lo largo del tiempo, pero siempre enfocado en la literatura. De ahí que contribuyera a la reflexión sobre los distintos tipos de relaciones que establecen los textos artísticos entre sí y a lo largo del tiempo en su obra Palimpsestos. Genette aportó de una manera considerable a la semiótica literaria. Aunque se opuso sistemáticamente a la articulación del estructuralismo con la hermenéutica, sus aportaciones han sido articuladas en propuestas teórico metodológicas que se abren a la hermenéutica y la estética de la recepción, como la de Luz Aurora Pimentel en El relato en perspectiva.