El formalismo ruso constituye una reacción a una crítica literaria que tendía a centrarse demasiado en el estudio del autor, o que se centraba en las impresiones subjetivas recibidas por el crítico. El formalismo, en contraste, forma parte de una tendencia a desarrollar estudios especializados basados en métodos científicos que buscaban, ante todo, alcanzar un conocimiento objetivo de los fenómenos. El primer paso era definir las especificidad del objeto de estudio, la literaturidad.
Con el desarrollo del simbolismo y las vanguardias, vino un interés particular por el cultivo o experimentación con del lenguaje, el arte se cultivaba por el arte y ese cultivo implicaba usos no pragmáticos de la lengua, el cultivo de la forma por la belleza misma de la forma. Como la ciencia humana más desarrollada en ese momento fue la lingüística, no es extraño que los formalistas estudiaran a la literatura como un sistema autotélico, es decir con fines propios que se alcanzaban a partir del cultivo del lenguaje, apoyándose en métodos y planteamientos derivados de la lingüística.
Bajo estos principios, Víctor Shklovski planteó que la literatura se caracterizaba por la desautomatización del lenguaje, es decir por usar la lengua de maneras que no eran propias de los usos que se le dan cotidianamente, y así romper con esos usos automatizados. Desde una perspectiva diacrónica, Boris Tomachevski planteó que la literatura se caracterizaba por la constante desautomatización de sus propias formas. Lo que en una época era dominante, sería desplazado por formas marginales o se vería reestructurado a partir del contacto y la tensión con estas formas marginales.
El siguiente paso fue plantear las unidades formales que describían el sistema literario desde diferentes niveles. En este sentido, Tomachevski procuró describir el funcionamiento y composición temática de la literatura partir del concepto de motivos.
Boris Tomachevski, imagen tomada de https://biblio.hiu.cas.cz/authorities/119279?locale=cs
Su tipología de los motivos pretende distinguir la poesía de la narrativa a partir del hecho de que en la primera predominan los motivos estáticos (predominantemente descriptivos), mientras que en la narrativa predominan los motivos dinámicos (aquellos que remiten a acciones). A su vez, para la descripción del relato, desarrolló una tipología de motivos, entre los que destacan los motivos asociados (aquellos que mueven la acción), y los libres, aquellos que contribuyen a dar un sentido particular a la acción y que pueden relacionarse con el estilo del autor o con la corriente literaria a la que se adscribe el relato.
También propuso distinguir entre trama (qué se cuenta, es decir, la sucesión lógica y cronológica de acciones) y argumento (cómo se cuenta, que implica desfases en la narración de las acciones). Asimismo, propuso identificar los tipos de narradores y su función.
Las aportaciones de Tomachevski han sido muy tomadas en cuenta en las teorías de la tematología, una rama de la literatura comparada, que hoy en día sigue considerando los motivos como una categoría fundamental para el estudio de los temas del relato, pero que ha discutido y reformulado, desde distintas teorías, los planteamientos de Tomachevski.
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