Parodia ha existido en todos los tiempos, sin embargo, ha tenido distintas formas a lo largo del tiempo. La parodia moderna parte de una serie de valores que no son objeto de discusión, y a partir de los cuales se desarrolla una crítica con respecto a ciertos valores o significaciones de la tradición. En cambio, la parodia posmoderna, influida por las filosofías posmodernas, es deconstructiva: asume una postura crítica que alcanza al pasado y al presente; detrás de ella no es posible rastrear ningún valor o verdad; no discrimina en lo que respecta a los materiales que emplea, desde una obra clásica hasta la cultura de masas. La vinculación de estos materiales permite poner en cuestión incluso el sistema conceptual y de valores de una cultura, y en ello reside su posicionamiento político.

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