Quizás una de las más
importantes aportaciones de Bajtín a la crítica literaria consiste en abrir los
estudios literarios hacia ámbitos que están más allá del sistema cerrado de la
lengua y las estructuras que estudiaban los formalistas y estructuralistas;
estos últimos, si bien son necesarios, resultan insuficientes para Bajtín. En
el texto que revisamos en esta semana se hace particularmente evidente la forma
en que la aproximación de Bajtín enriquece y vuelve mucho más compleja la
comprensión del texto.
Al identificar al texto literario con un tipo de enunciado,
entendido este último como la unidad mínima del discurso, lo relaciona con una
situación comunicativa que involucra un emisor y un receptor que se hacen
visibles, dejan sus marcas, al interior de cada enunciado: alguien dice algo
para producir un efecto en alguien, hay una intención visible y, en la medida
en que se espera producir una reacción, el estilo del discurso contempla
(incluye) al destinatario.
Además, la concepción dialógica del discurso, que implica
también el encadenamiento de enunciados singulares, permite relacionar el texto
literario no sólo con el autor y el lector sino también con el acervo cultural,
social y literario que constituye el punto de partida y al que responde la
escritura.
Asimismo,
el énfasis de Bajtín en el género pone de manifiesto un principio estructurante
que poco había considerado la crítica del siglo XX y cuya importancia, sin
embargo, ya había visibilizado Aristóteles cuando aseguraba que a la tragedia
correspondían cierto tipo de personajes, de acciones y de temas, mientras que
en la comedia se presentaban otros elementos temáticos y composicionales. Es el
género el que pone de manifiesto con mayor claridad que la forma y el fondo se
constituyen en unidad indisoluble, que ciertos elementos estructurales corresponden
a cierto tipo de temas.
Bajtín
distingue entre dos tipos de géneros:
a) Primarios:
Frecuentemente estandarizados, convencionales, permiten pocas variaciones en su
interior (cartas, recetas de cocina, saludos, invitaciones).
b) Secundarios:
elaborados y complejos, de composición más flexible (textos literarios,
filosóficos, científicos, etcétera).
La novela, en
particular, le resulta un objeto de estudio atractivo porque puede incluir o
refuncionalizar, dentro de sí misma, distintos géneros primarios, e incluso
puede incluir alguno secundario. En ella el dialogismo se manifiesta en su
máxima expresión, en su mayor riqueza.
Otro de concepto que
resulta innovador en la obra de Bajtín es el del cronotopo, entendido como una
unidad indisoluble entre el tiempo y el espacio que también está ligada a una
imagen particular del hombre, de su ser y de su hacer. Bajtín, en consonancia
con los estructuralistas, habla del tiempo novelesco no como un tiempo real,
medido por horas y minutos, sino como un efecto estético que está ligado al
espacio en el que el hombre actúa. En este sentido, como en cada novela se
representan de manera distinta las acciones de los hombres (tanto en su sentido
como en su forma), en cada género se van a visibilizar cierto tipo de
cronotopos. Todo esto no significa que la literatura, el espacio y el tiempo no
estén ligados al mundo y la percepción del mismo, al contrario, el surgimiento
y evolución de los cronotopos se explica en función de los cambios en la conciencia
de una cultura e torno a sí misma.
En la crítica literaria
posterior también trascendieron otros conceptos de Bajtín, la carnavalización y
la polifonía, cuyas características se pueden estudiar, respectivamente, en
obras como La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento y Problemas de la poética de Dostoievski.
No hay comentarios:
Publicar un comentario