martes, 29 de septiembre de 2015

Horacio

El Arte poética o Epístola a los Pisones, de Horacio, constituye uno de los textos que, después del paréntesis de Aristóteles, vuelve a la actitud prescriptiva frente a la literatura, aunque ya expurgada del carácter pernicioso que le atribuía Platón, e inclinada claramente hacia el problema estético. Esta actitud prescriptiva coincide con los cambios en el sistema político y el fin de la democracia, que lleva a la concepción del ciudadano no como un participante activo en el gobierno sino como quien debe obedecer. Es éste el momento en que se formula explícitamente el principio de que la literatura debe instruir y deleitar (enseñar a los hombres, por medio de un ejercicio deleitoso, a cumplir con lo que se espera de ellos en la sociedad) el cual seguirá muy vigente hasta el siglo XVIII.
            En la obra de Horacio resulta particularmente notable el hecho de que retoma el principio de unidad de Aristóteles y profundiza en él. También manifiesta la conciencia de la importancia del género como determinante de los componentes de cada texto literarios. Pero, a diferencia de Aristóteles, Horacio resulta sumamente insistente en lo que respecta al decoro y la moralidad que debe guardar la obra; por esta razón pone mucha más atención en la figura del autor, alguien que, según Horacio, debe ser un hombre virtuoso y saber de filosofía —y no es gratuito que se aluda específicamente a la filosofía socrática—.







Quizás lo más notable en la obra de Horacio sea el énfasis que pone en la tekné, la técnica en el pulimiento de la obra, como definitoria del arte y por encima de la inspiración poética. También resulta destacable la conciencia que manifiesta Horacio en torno a los cambios lingüísticos al hablar del lenguaje adecuado a la poesía en general y a ciertos temas en particular: no sólo alude al principio de adecuación entre lenguaje y caracteres, sino que además menciona el valor y peligro de los neologismos, señala la preferencia por palabras latinas sobre las griegas debido a la actualidad de las primeras, y, sobre todo, manifiesta la conciencia de que cada palabra en un contexto nuevo —en este caso el poético— se renueva y adquiere nuevos significados.   

Aristóteles

La Poética de Aristóteles es una de las obras de mayor influencia en la cultura occidental, especialmente en lo que se refiere a la crítica literaria. Su punto de partida son las reflexiones platónicas, en particular las relacionadas con la mimesis, pero Aristóteles le da un giro completamente positivo a esta última y, además, logra constituirla en un principio de construcción poética que explica las relaciones entre el mundo y la literatura, el cual sigue vigente hasta nuestros días.
            La mimesis es la imitación de las acciones humanas, según son comprendidas por una cultura y en función de una lógica universal o convencional, que es la que garantiza la verosimilitud. Según Aristóteles, la poesía imita las cosas del mundo no como ocurrieron, sino como podrían haber sucedido, y en esto se distingue de la historia. Asimismo, la mimesis está ligada al problema de la recepción puesto que el placer ante la literatura se deriva del reconocimiento de aquellos elementos de la realidad que fueron objeto de imitación.
Las acciones imitadas, para convertirse en poesía, son articuladas en función de un género, que es el que determina la correspondencia y unidad entre el resto de los componentes del texto literario y su correspondencia (trama o argumento, ideas, caracteres éticos, recitado o dicción, canto y espectáculo).



Si bien la poética de Aristóteles no es una poética prescriptiva sino descriptiva, Aristóteles hace énfasis en un principio fundamental que sigue siendo vigente: la unidad en la trama, que implica incluir únicamente los elementos necesarios para desarrollar el argumento, sin digresiones, sin elementos que rompan con la verosimilitud o que no correspondan al género.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Actividades del 5 al 14 de octubre

Queridos alumnos:
Como saben, a partir del 5 al 14 de octubre estaremos viendo el desarrollo de la crítica literaria en el siglo XIX. La primera sesión estará a mi cargo y ofreceré una explicación acerca de lo que ocurre en la crítica desde la Edad Media hasta el periodo ilustrado. Para la sesión del 30 de septiembre, deberán haber leído el capítulo correspondiente al Romansticismo, del libro de Viñas Piquer (páginas 267 a 318).
En la siguiente semana terminaremos de revisar el Romanticismo y comenzaremos con lo que ocurre a finales del siglo XIX; para ello leerán el capítulo del libro de Viñas Piquer titulado "Tendencias de la crítica literaria en la segunda mitad del siglo XIX" (páginas 319 a 353).
Ambos capítulos se pueden consultar en el siguiente enlace: https://www.dropbox.com/s/6r4qtyiotqduhbp/Vi%C3%B1as%20Piquer%20siglo%20XIX.pdf?dl=0.
Me di cuenta tarde de que algunas páginas aparecen un poquito cortadas. El texto es legible, pero, si tienen dificultades, pueden consultar el libro en la biblioteca.
Saludos a todos.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Platón

La obra de Platón está encaminada a crear la República perfecta, y este sentido tienen los diálogos socráticos como el de La República, que es el que leímos esta semana. La filosofía de Platón parte del principio de que el mundo en que viven los hombres, el mundo materia, es un reflejo imperfecto, una imitación, del mundo de las ideas, el topos uranus, que es el de la perfección, de manera que las acciones del hombre tienen que aspirar a esa perfección. En este sentido, promueve la mesura y autocontención del hombre ante los placeres del mundo para llevar una vida virtuosa guiada por la razón. 
En lo que respecta a la literatura, ésta constituye una imitación en segundo grado, pues imita al mundo material. Para que el texto literario pudiera tener cabida en su república perfecta, era necesario expurgarla de todo aquello que no condujera a la perfección del hombre. De lo contrario, el poeta sería exiliado de la República. 
Para argumentar esta necesidad en torno a la literatura, en el diálogo socrático arriba mencionado, se lleva a cabo un análisis y crítica de los elementos que la integran, de los aspectos útiles a la república y los que no lo son: 

*Finalidad: enseñar buenas costumbres vs. divertir o producir disfrute.
*Temas: heroicos, gloriosos, que inspiran valor o buenas costumbres vs. cotidianidad o simpleza humana. 
*Trama (género): trágica y épica vs. cómica.
*Dicción: narración simple, puramente imitativa vs. narración mixta. 
*Caracteres: altos vs. bajos.
*Ritmo: métrica y música solemne vs. ligera o popular.

Con este análisis se evidencia una clara conciencia de la relación de correspondencia y adecuación que existe entre todos estos elementos, así como de la indivisibilidad de la forma y el fondo.
Otras reflexiones de Platón sobre la literatura se encuentran volcadas en los diálogos del Fedro, Ion y el Banquete.
Su legado a la tradición literaria se puede dividir en dos aspectos: 
1) El concepto de imitación o mimesis, que será retomado de distintas maneras a lo largo del tiempo, ya sea en un sentido negativo (por ejemplo, algunos tratadistas cristianos consideraron que la literatura era una imitación distorsionada del cielo inspirada por el demonio) o positivo, que es el que le dará Aristóteles y nos acercará al concepto actual de ficción, según veremos la próxima clase.
2) La sólida sistematización de idea de la literatura como vehículo de enseñanza que, por tanto debe constituirse en modelo ejemplar. Esta concepción será vigente durante toda la Edad Media, decaerá un poco durante el Renacimiento y el Barroco, y recobrará fuerza con el Neoclasicismo. El primer gran ataque que recibirá vendrá del Romanticismo, pero nunca desaparece del todo y llega hasta nuestros días en la forma de libros de superación personal. 
  

martes, 22 de septiembre de 2015

Lectura para el 30 de septiembre

Queridos alumnos:
La última lectura correspondiente a la tradición grecolatina será el Arte poética o Epístola a los Pisones, de Horacio, que pueden descargar aquí: https://archive.org/details/elartepoticadeh00iriagoog, o aquí http://cvc.cervantes.es/literatura/criticon/PDF/070/070_119.pdf.
No es obligatorio que lean el prólogo.

Aristófanes

El texto que revisamos este lunes fue el de Las ranas (405 a.C.), de Aristófanes. Como les comenté en clase, un aspecto interesante en este textos es su carácter metaliterario, pues se constituye en una crítica de las obras trágicas de Esquilo y Eurípides y, de esta forma permite deducir una concepción poética relativa a la tragedia, pero también, en menor medida, a la comedia, pues en Las ranas se cumplen algunas de las características del arte escénico que se muestran como valiosas en el diálogo de los personajes.
          En Las ranas se representa el viaje de Baco a los infiernos para traer a Eurípides de vuelta al mundo, una vez que el arte trágico ha entrado en decadencia. El momento medular se presenta cuando Baco se ve a sí mismo en medio de la contienda entre Eurípides y Esquilo, quienes reclaman, cada uno para sí mismo, el título del mejor representante del arte trágico.
           Desde el inicio de la confrontación se establece un paralelismo entre lo que sucede en la tragedia y la vida política y social griega: personas bajas, apoyadas por una población ignorante, se entronizan a despecho de la razón, las buenas costumbres, el arte y el bien público. Es así que lo que ocurre con el arte se manifiesta como un reflejo de la vida pública, y la conclusión del debate entre autores trágicos se constituye en ejemplo de lo que sería mejor que sucediera en la vida pública. Así: arte, política y sociedad se encuentran entrelazadas en un mismo texto.
           Esquilo y Eurípides representan valores contrapuestos que son desarrollados de forma dialéctica a través del diálogo de los personajes en el que Baco funge como juez y mediador. Aunque ninguno está exento de defectos, Esquilo resulta preferible a Eurípides.


Esquilo
Eurípides
Calidad del autor
Digno y serio. Su pensamiento es más profundo: sabe que es más eficaz cambiar la mentalidad de la sociedad que simplemente mudar a los gobernantes.
Chocarrero e irrespetuoso. Pensamiento superfluo: cree que un cambio de gobierno es más que suficiente para solucionar los problemas sociales. 
Fines
Inspirar ardor bélico, valor, dignidad, virilidad, espíritu ciudadano.
Divertir. Presenta un concepto distorsionado de la educación. Los émulos de las tragedias de Eurípides se vuelven chismosos, preocupados por lo superfluo.
Trama
Acorde con el género trágico
En discordancia con lo que se esperan del género trágico
Prólogo
Oscuro
Simple: explica el  asunto de la tragedia
Personajes
Heroicos, altos, que no se mezclan con personajes bajos.
Villanos, prostitutas, sirvientes y personajes altos; todos hablan y se mezclan.
Lenguaje (lírica)
Muy elaborado, a veces al extremo de la ampulosidad, la hinchazón y la oscuridad. Frases muy bien logradas se convierten en muletillas en sus obras, por lo que se vuelve repetitivo. La búsqueda de elaboración semántica llega al exceso de emplear dos palabras sinónimas, cuya coordinación  no ayuda a enriquecer el significado. Inventa palabras por exceso de elaboración.
Vulgar, bajo. Lo más elaborado son construcciones sintácticas en las que se presenta el hipérbaton y aposiciones que dejan el verbo al final de la oración; el recurso se vuelve repetitivo  y de él se burla Esquilo.
A veces acusa de escasez de recursos cuando en vez de elaborar más un verso, prolonga el sonido de una sola sílaba.

Del debate se deduce los elementos implicados en la concepción del texto literario y sus componentes ideales en Aristófanes, los cuales se cumplen en la comedia Las ranas:


domingo, 20 de septiembre de 2015

Lectura para el 28 de septiembre

Queridos alumnos:
Como les había anticipado, para el lunes 28 de septiembre leeremos fragmentos de la Poética de Aristóteles. El texto lo pueden consultar aquí: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=765. Deberán consultar del capítulo 1 al  20 (páginas 1-30) y un fragmento del capítulo 25, el que corresponde al problema de la verosimilitud (páginas 42 a 43).
Saludos,
Verónica HLV

martes, 15 de septiembre de 2015

Lecturas para la próxima semana

Queridos alumnos:


Tal como se señala en su programa, las próximas dos semanas leeremos una selección que estaba por determinar. Por el momento, les dejo la selección correspondiente a la primera semana. 

Para la sesión del 21 de septiembre leerán las páginas 31 a 36 del libro de Viñas Piquer, que trata de los presocráticos, el cual pueden consultar en el siguiente enlace: https://www.dropbox.com/s/6bfp8rrz1v66yof/Vi%C3%B1as%20Piquer_La%20antig%C3%BCedad%20cl%C3%A1sica.pdf?dl=0 .  La referencia del libro está en su programa.

Asimismo, revisaremos en clase la segunda parte de Las ranas de Aristófanes, la que corresponde al juicio entre Esquilo y Eurípides, y que inicia con la entrada del coro (páginas 47 a 93 de la edición que aparece en el siguiente enlace): https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxhcmlzdG9mYW5lc2hwaW5vdnxneDoyYmQ5ZjMxNjZlNTc1M2I5. Les recomiendo leer toda la comedia, pues en clase sólo revisaremos al detalle la parte señalada.

Para la sesión del 23 de septiembre, revisaremos las páginas 36 a 56 de Viñas Piquer, correspondientes a Platón, y revisaremos un fragmento del libro III de La República de Platón, que pueden consultar en las páginas 146 a 176 del siguiente enlace https://licenciaturaenlenguayliteratura.files.wordpress.com/2011/08/platon-dialogos-iv-republica-gredos.pdf
*Si se fijan, la selección de páginas inicia antes del libro III, pues es necesario ir un poquito atrás para que entiendan un poco el contexto en que se inscribe el diálogo que vamos a leer. 


Les anticipo que la sesión del 28 de septiembre tratará sobre Aristóteles, y leeremos algunos fragmentos de su Poética.


Murray Krieger

El crítico que estudiamos este lunes fue Murray Krieger (1923-2000), representante de la Nueva Crítica norteamericana, quien se centró fundamentalmente en la reflexión sobre la teoría y la crítica literaria. Fue, al mismo tiempo, defensor y crítico de la teoría, pues señalaba sus limitaciones —su incapacidad de abarcar por completo un fenómeno y proponer postulados de validez universal, puesto que detrás de toda teoría hay un sujeto marcado por intereses propios y condicionantes teórico-metodológicas—, pero al mismo tiempo advierte de su necesidad como forma de conocimiento.

En lo que respecta al texto literario, Krieger se caracterizó por defender la naturaleza autónoma del texto literario, que se distingue esencialmente de otros tipos de discurso por su naturaleza estética. A diferencia de los discursos de tipo ideológico, moral o cognitivo, que tienden a construir generalizaciones en su búsqueda de una coherencia en el mundo, el texto literario presenta al mundo en su contingencia, cada suceso en su singularidad e irrepetibilidad, de manera que lo único que se puede extraer de él es una experiencia estética.

Su aproximación al texto literario tiene un carácter fenomenológico. Comienza por establecer las características de los elementos que participan en el fenómeno estético:

1)   Un autor con ciertas intenciones que se ven constreñidas por limitantes propias de su contexto (lingüísticas, culturales, etcétera), así como de la obra que está escribiendo (genéricas, estilísticas, etcétera).
2) Una obra literaria que tiene una naturaleza autónoma en la que se concatenan todos sus elementos para lograr una finalidad estética. Por la forma en que están concatenados, esos elementos construyen un mundo independiente que sumerge al lector y lo obliga a permanecer ahí. Asimismo, esta relación entre elementos constituye un entramado único que da nuevos significados a las palabras, a los objetos y seres representados, de manera que para cada obra podría escribirse un glosario único.

3)  Un lector que tiene un contexto (social, cultural, ideológico) al que debe renunciar momentáneamente para sumergirse en la experiencia estética. Sólo una vez que culmina el acto de lectura, el lector vuelve a su mundo con una nueva experiencia que amplía su visión en cuanto a las posibilidades de significar el mundo. 



jueves, 10 de septiembre de 2015

Pedro Aullón de Haro

Este miércoles estudiamos el artículo titulado "Epistemología de la teoría y la crítica literarias", de Pedro Aullón de Haro, cuya propuesta resulta relativamente cercana a la de Bajtín en la medida en que trata de insertar los estudios literarios dentro de un proyecto más ambicioso, uno que procura abarcar todas las áreas de la ciencia. No obstante, se advierte desde un principio que la perspectiva de Aullón es mucho menos politizada que la de Bajtín. En este último sentido, Aullón resulta más cercano a Anderson Imbert, pues ofrece un panorama de las distintas formas en que se puede concebir crítica y la teoría literaria, mientras que Bajtín sólo se muestra interesado por un tipo de crítica, la que analiza el texto como fenómeno ideológico.
En el texto que leímos, Aullón se refiere específicamente a las ciencias humanas y propone, para todas ellas, un enfoque filológico, o filología general, entendida como el “estudio de las lenguas naturales, en todos sus niveles”. En este sentido, describe su posición metodológica como holística, pues considera que es necesaria la colaboración de todas las áreas del conocimiento.
            Una vez que expone ese proyecto general, pasa a señalar la aportación que Aullón y sus colaboradores hacen desde la literatura. Plantea, en un principio, el problema epistemológico que rodea al área, desde una serie de definiciones y divisiones al interior del campo (no ajenas a la interpenetración y el enriquecimiento mutuo). Considera que estas últimas pueden emplearse para otras áreas de conocimiento, las cuales a su vez ayudan a comprender el fenómeno literario puesto que el texto literario constituye un discurso y, por tanto, un fenómeno de comunicación que se manifiesta a través de la relación Autor-Obra-Lector (todos ellos inmersos en el mundo que significan a través del discurso).



En el resto del libro, titulado Teoría de la crítica literaria, se hace un recuento de distintos enfoques teóricos desde los cuales se ha estudiado la literatura, su evolución, los debates en que se han visto inmersos, sus relaciones con otras áreas de conocimiento y los retos que enfrentan. Estos enfoques son:
*estético poético,
*centrado en géneros literarios,
*lingüístico y formalista,
*psicoanalítico,
*sociológico,
* en relación con las artes plásticas,
* en relación con la cinematografía,
* en relación con la hermenéutica.
  

Los distintos capítulos incluidos en este libro resultan complementarios en relación con el texto de Viñas Piquer que leeremos a lo largo del curso. Si los alumnos desean profundizar en alguno de los problemas o temas observados en Viñas Piquer, un paso recomendable para alcanzar este objetivo, es consultar Teoría de la crítica literaria, de Aullón de Haro, Pedro, et al.

martes, 8 de septiembre de 2015

El método formal en los estudios literarios

Este lunes revisamos los primeros dos capítulos de El método formal en los estudios literarios, un texto sobre el que se debate si fue escrito por el teórico ruso Mijaíl Bajtín o por su amigo Pavel Medvedev. En cualquier caso, ambos son ubicados en el postformalismo ruso o círculo de Bajtín.
El método formal en los estudios literarios constituye una propuesta de análisis de la obra literaria desde los postulados marxistas y su concepción materialista de la historia, que involucra una metodología dialéctica (materialismo dialéctico). Desde esta perspectiva, se trataba de construir una ciencia de las ideologías —partiendo del supuesto de que todas respondían a una ley socioeconómica única que iluminaría el estudio de cada área del conocimiento—, la cual abarcaría la religión, la moral, la política, e incluso las ciencias exactas. En este marco, la literatura era concebida también como un fenómeno ideológico que debía estudiarse —al igual que las otras áreas—, en función de los códigos que le eran propios, los cuales sólo se podrían descubrir si se estudiaban las estructuras de las obras literarias y su evolución en relación con los cambios sociales.





En este marco, El método formal en los estudios literarios constituye una dura crítica al formalismo ruso en la medida en que se asegura que los métodos formalistas asumían que la literatura reflejaba de manera directa las ideologías y la realidad social. En contraste, el círculo de Bajtín propone que la literatura tiene una “realidad axiológicamente autónoma”, es decir, que la obra literaria responde a una lógica interna que se deriva de los códigos propios de la literatura entendida como institución (convenciones genéricas, lingüísticas, preceptivas, círculos literarios).  


Es así que la obra literaria “traduce” el mundo en función de sus propios códigos, lo refracta, por lo que no se le puede equiparar a un postulado dogmático y tampoco se puede considerar que lo que se observa en la literatura equivale a la realidad en un momento histórico determinado.
De hecho, según El método formal…, lo que se observa en la literatura es un fenómeno de doble refracción. En primer lugar, la ideología funciona como un lente que refracta la realidad, lo que significa que no percibimos la realidad tal cual es, sino que la vemos a través de nuestra ideología, de nuestras preocupaciones, de nuestra manera particular de ver el mundo. En el caso de un escritor, él, por lo general, no es un ideólogo que ha sistematizado su pensamiento en una doctrina, sino que vive en un mundo de ideologías en movimiento, está inmerso en y condicionado por ellas, y esta imagen refractada que obtiene de la realidad, a veces confusa y caótica, otras veces más cercana a una doctrina —dependiendo del grado de reflexión ideológica que haya realizado el propio escritor y su época—, es la que llega a la obra literaria, que a su vez realiza su propio proceso de refracción por medio de los códigos propiamente literarios. La imagen producto de una doble refracción es la que vuelve a la realidad, para completar el círculo de la comunicación que culmina en la lectura.




Para explicar con más detalle, pongamos un ejemplo cercano a lo que actualmente estudian los estudiantes de tercer semestre. En la Edad Media existieron los caballeros, que era un grupo de guerreros de élite que se encargaba de defender feudos y reinos o de colaborar con la reconquista de territorios invadidos por extranjeros o infieles. Sin embargo, su significado está mediado por las ideologías de manera que la imagen del caballero ya no corresponde exactamente a su referente en la realidad: el cristianismo convertía al caballero en un estandarte y defensor de la cristiandad; los propios caballeros tenían un código de conducta (evidentemente ideológico), que establecía estándares de valor entre ellos y además definía la imagen que proyectaba la caballería ante la sociedad. Dichos ideales, además, estaban en consonancia con una sociedad estructurada a partir de principios nobiliarios: al concebir al caballero como un ser superior, se tendía a reafirmar la estructura jerárquica de la sociedad.

Una vez que el caballero es significado ideológicamente, se convierte en un ideologema. Es decir, es un signo que se lee en función de ciertos códigos ideológicos y, por tanto, ya no equivale a un caballero “real”. Al pasar a la literatura española, el caballero puede representar al mismo tiempo, un ideal cristiano y una afirmación de una jerarquía social, o puede significar sólo uno de esos elementos; pero al ser incorporado a un texto literario, será resignificado. Será incorporado, por ejemplo, a la narrativa propia de la novela de aventuras, de manera que la imagen del héroe aventurero (una forma de figurar a los personajes propia de la literatura) podrá predominar o se imbricará con la de un defensor de la religión; de hecho, como personaje novelesco establecerá una relación amorosa con alguna dama a la que salve en el transcurso de sus aventuras, y ello añadirá nuevos significados al ideologema. Asimismo, adoptará un lenguaje que no responderá predominantemente a la doctrina cristiana (aunque ésta influye en mayor o menor medida), sino a las convenciones lingüísticas propias de la novela de aventuras, sus discursos religiosos o nobiliarios serán subordinados o modificados en función de las necesidades de la intriga, en una situación ficticia. Además, la estructura novelesca, siguiendo las tendencias de la época, tendrá una intención moralizante y eso incidirá en el comportamiento del caballero, en su forma de relacionarse con otras personas y en el destino que le depara la historia. En este último sentido, la intención didáctica incidirá en la forma en que es entendido el caballero, como un modelo (o antimodelo) de conducta, por parte del lector. De hecho, el vínculo entre caballero y dama que establece la novela de aventuras, el del amor cortés, convirtió al caballero en un modelo para la educación sentimental y de esta manera volvió al mundo revestido de nuevos significados.

           Paralelamente, en el texto literario se puede observar un fenómeno de reflejo. Por un lado, en el contenido literario se pueden vislumbrar algunos de los elementos del medio ideológico en el que surge. Es decir que a partir, por ejemplo, de ciertos personajes, de las relaciones que establecen, se pueden advertir valores culturales, conflictos políticos o religiosos propios del contexto en el que la obra fue escrita. Por supuesto, este medio ideológico se presenta de manera intuitiva, no estructurado a partir de una doctrina particular. 

         Por otro lado, la obra también refleja las bases socioeconómicas, es decir, dinámicas sociales y económicas a partir de las cuales está organizada una sociedad, y que frecuentemente se ven proyectadas en la obra literaria, por ejemplo, a partir de las relaciones que se establecen al interior del texto entre distintos tipos personajes y del lugar que cada uno ocupa en el mundo narrado.