martes, 15 de septiembre de 2015

Murray Krieger

El crítico que estudiamos este lunes fue Murray Krieger (1923-2000), representante de la Nueva Crítica norteamericana, quien se centró fundamentalmente en la reflexión sobre la teoría y la crítica literaria. Fue, al mismo tiempo, defensor y crítico de la teoría, pues señalaba sus limitaciones —su incapacidad de abarcar por completo un fenómeno y proponer postulados de validez universal, puesto que detrás de toda teoría hay un sujeto marcado por intereses propios y condicionantes teórico-metodológicas—, pero al mismo tiempo advierte de su necesidad como forma de conocimiento.

En lo que respecta al texto literario, Krieger se caracterizó por defender la naturaleza autónoma del texto literario, que se distingue esencialmente de otros tipos de discurso por su naturaleza estética. A diferencia de los discursos de tipo ideológico, moral o cognitivo, que tienden a construir generalizaciones en su búsqueda de una coherencia en el mundo, el texto literario presenta al mundo en su contingencia, cada suceso en su singularidad e irrepetibilidad, de manera que lo único que se puede extraer de él es una experiencia estética.

Su aproximación al texto literario tiene un carácter fenomenológico. Comienza por establecer las características de los elementos que participan en el fenómeno estético:

1)   Un autor con ciertas intenciones que se ven constreñidas por limitantes propias de su contexto (lingüísticas, culturales, etcétera), así como de la obra que está escribiendo (genéricas, estilísticas, etcétera).
2) Una obra literaria que tiene una naturaleza autónoma en la que se concatenan todos sus elementos para lograr una finalidad estética. Por la forma en que están concatenados, esos elementos construyen un mundo independiente que sumerge al lector y lo obliga a permanecer ahí. Asimismo, esta relación entre elementos constituye un entramado único que da nuevos significados a las palabras, a los objetos y seres representados, de manera que para cada obra podría escribirse un glosario único.

3)  Un lector que tiene un contexto (social, cultural, ideológico) al que debe renunciar momentáneamente para sumergirse en la experiencia estética. Sólo una vez que culmina el acto de lectura, el lector vuelve a su mundo con una nueva experiencia que amplía su visión en cuanto a las posibilidades de significar el mundo. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario